1º La
empresa constructora se compromete a hacer dos campanas de fino bronce
campanil, una de 450 kg de peso, nota musical ‘Sol’ natural, y otra de 300 kg
de peso y nota musical ‘Si’ natural, por el precio de 17’50 ptas el kilo.
2º La
construcción de dos yugos metálicos correspondientes a las campanas, a base de
hierro fundido con sus cajas y cojinetes de rodamientos de bolos, para su fácil
volteo a cuerda desde el pie de la torre, con un precio total de ambos yugos de
2.200 ptas.
3º La
empresa se compromete al montaje y nivelación de yugos y campanas.
Al año siguiente, con fecha del 14 de febrero, el Alcalde Juan Adolfo Castillejo emitía
un escrito de reclamación hacia la empresa ‘Linares’, exponiendo la deficiencia
de la instalación y montaje, que quizá por precipitación no se llevó a buen
término, impidiendo el volteo de ninguna de ellas, apreciándose cierto desnivel
en la obra.
Debido al prestigio
de la casa, este municipio solicita cuanto antes se proceda a su reparación,
para satisfacer a ambas partes como así se establece en el contrato.
No consta ninguna
respuesta, y así el día 17 de septiembre de 1945, hay una nueva carta en la que
se vuelve a requerir a la empresa ‘Linares’ ya que habían recibido aviso de que
el montador se acercaría aprovechando que tenía que subir a instalar las de Buenache.
Estando
cercana las fiestas de San Miguel, y queriendo voltear las campanas en honor de
nuestro Patrón, finalizaba el escrito: «Si no hay noticias de cumplimiento por
VV. se harán estos trabajos por este municipio a cargo de esa casa según
consideramos de derecho en el contrato».
Y esta es la
Historia de las campanas de nuestra Iglesia, que oiremos voltear el día de San
Miguel.
¡FELICES
FIESTAS!
¡VIVA SAN
MIGUEL!
No hay comentarios:
Publicar un comentario