Con el final de las fiestas en honor a San Miguel, también damos por terminada la temporada estival, probablemente la mejor estación del año, aunque todas tienen su encanto.
Las calles y plazas vuelven a tener ese aspecto sombrío que deja la despoblación. Durante todo el verano el bullicio ha dado vida de día y de noche a las calles del pueblo. Los niños jugando durante todo el día, los adolescentes y mayores disfrutando de las casi siempre frescas noches del verano serrano.
Lo que para unos es alegría, para otros puede resultar molesto, aunque ahora, el silencio se apodera de sus calles, y por las noches, a pesar de respirarse paz, al mismo tiempo, señorea la tristeza: ya no hay niños jugando en la plaza, ya no queda gente hasta altas horas en las terrazas.
Esas imágenes, ya sólo se repetirán los fines de semana, cada vez menos, porque no lo permite el frío invierno. Y así, poco a poco, seguirán pasando las estaciones hasta que vuelva el verano, para unos agradable con sus risas y sus fiestas, y para otros molestia, por esas mismas risas y esas mismas fiestas.
Esperaremos con paciencia el paso de las estaciones hasta detenernos una vez más en el verano. Ahora, después de haber disfrutado de las fiestas de San Miguel con todos sus espectáculos, disfrutemos de la temporada otoñal con sus diferentes colores, y cómo no, de la gastronomía de la época micológica.
¡¡FELIZ OTOÑO!!
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