En el libro Cuenca en las pantallas, Diccionario de cine, el cineclub Chaplin en su 50º aniversario recoge películas grabadas en nuestra provincia de la mano de Pepe Alfaro, José Luis Muñoz y Pablo Pérez Rubio.
Entre otras cosas me he encontrado la reseña de la película Kilómetro 12, rodada íntegramente en los Montes Universales, especialmente en Tragacete.
Con guion y dirección de Clemente Pamplona Blasco, de Bronchales (Teruel), y diálogos de su colaborador habitual, el poeta conquense Federico Muelas.
Es una película con mensaje, que se puede interpretar como fábula moral sobre la solidaridad humana. Se presenta como un drama psicológico con suspense y puesta en escena al estilo del neorrealismo italiano.
La película, rodada en 1961, no pudo ser estrenada hasta el año 1968, por problemas judiciales de la productora Espejo-Film y la calificación de 2ª B por la censura.
Argumento:
Jorge (Arturo López) y Esteban (Ángel Ter), son dos mendigos que tienen una chabola a la altura del kilómetro 12 de la N-IV. Una tarde, cuando se disponen a cenar, se detiene un auto, de cuyo interior es arrojado a la cuneta el cuerpo de una mujer malherida (Elena Espejo).
Un testigo, Santiago (Carlos Mendy), médico que huye de su pasado se apresura a socorrerla. Pide ayuda a los mendigos y la trasladan a la cabaña. Tras una cura de urgencia, asegura que la chica morirá desangrada si no recibe atención hospitalaria urgente, pero nadie se ofrece a ir a la ciudad porque todos esconden un pasado turbio. Los tres forajidos o fuera de la ley, rememoran sus respectivas historias en flash-back. El primero, Jorge, un leñador de los Montes Universales, está enamorado de una chica de Tragacete, por la que también se siente atraído un compañero suyo, un joven del pueblo, que morirá despeñado tras un impactante y racial duelo a navaja.
La crítica especializada destacó la parte en la que se muestra, con cierta pretensión documental, la vida de los leñadores de la Sierra, y manifestaciones folclóricas de la zona (jotas), interpretadas por los Coros y Danzas de Tragacete, ganadores del certamen europeo de 1960.
Como elemento a destacar de esta película, es la primera vez en el cine español en el que se aborda de manera explícita el aborto clandestino realizado a una adolescente embarazada por un hombre casado, temas que formaban una mezcla explosiva en la sociedad de la época.