martes, 6 de mayo de 2025

OFICIOS ANTIGUOS


Paisaje Ilustrado de Luis Zafrilla
Valdemeca

















La etapa de vida que nos ha tocado vivir nos ha proporcionado utensilios, materiales y comodidades que generaciones que nos precedieron no alcanzaron a imaginar.
Tenemos cubertería, cristalería, vajillas, juegos de cacerolas, sartenes a la última moda, hornos eléctricos, en fin, de todo, y volviendo la vista atrás, y no tan atrás, unos 60 años, no se disponía de tanto menaje. Igual había un plato y un cubierto para cada uno, y en la mayoría de las casas se comía mojando pan, y que no faltara, directamente de la sartén, o de la cazuela.
Los platos de cerámica eran muy valiosos, y si se rompían no se tiraban; los cántaros, orzas, y vasijas tampoco. Se guardaban para reparar, al igual que las cacerolas, para cuando viniese el lañador o estañador; este señor, que de manera itinerante, iba de pueblo en pueblo, arreglando cacharros. Recuerdo perfectamente al "Tío Chato", y a su mujer la "Tía Rosario" que iban en un carro, parecido a una carreta del Oeste americano, como el que hay representado en figuras de hierro a la entrada de Valdemeca. En ese carro llevaban su casa y su taller. No sabría decir la edad que tendrían, desde mis ojos de niña los veía viejos. Eran alegres, él siempre canturreando, ella llevaba sayos de colorines; eran de etnia gitana, creo que vivían más tiempo por Masegosa o "Launaseca", aunque su vida era totalmente nómada. Se quedaban en la cuadra de Reyes como aposento, que por aquel entonces aún era vivienda, y montaban el taller en la Chopera, o "Juegobolos", el parque que hay al lado del río, y allí la gente le iba llevando sus cacharros, finalizando su estancia cuando ya no quedaba ninguno para reparar.
El Tío Chato no recuerdo si sabía leer o escribir, pero la Tía Rosario no, y ella no podía entender que yo, que era muy pequeña, supiera. La recuerdo como una persona muy noble y fácil de sorprender. Por aquellos años habían llegado las primeras televisiones al pueblo, me acuerdo que la Tía Rosario entró en el bar de la Chispa donde echaban toros, y al cruzar la Plaza hasta el bar, entonces de Heliodoro, se sorprendió porque en las dos teles ponían lo mismo.
Otro personaje característico de la época que venía montado en una bicicleta era el "afilaor", que llegaba anunciando su presencia haciendo sonar una flauta o "chiflo" con un sonido muy especial "fiu-fiu". Su oficio, como su nombre indica, era el de afilar tijeras, cuchillos y cualquier utensilio cortante. No se sabe por qué extraña razón, cuando la gente oía el son de su flauta decía que iba a llover, que la llegada del afilaor lo barruntaba.
Si cerramos los ojos y nos imaginamos esas escenas, no podemos por menos que sentirnos privilegiados por la época que nos ha tocado vivir, y recordar a los que nos precedieron que no tuvieron tanta suerte.