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Potro de tortura |
Era un
tribunal eclesiástico que castigaba los delitos contra la fe: herejía,
apostasía, blasfemia, y contra la moral y las buenas costumbres: bigamia,
supersticiones, brujería, adivinación.
Tragacete
no se libró de las persecuciones. En el año 1511, se lleva a cabo el primer
proceso por judaísmo, en la figura de Gonzalo Muñoz. Hasta el último que sucedió en 1815,
contra el clérigo Diego Pérez, serán juzgadas un total de diez personas, por diferentes
motivos. Entre todos ellos, hay uno que destaca, el de mosén Ginés, en 1530,
por hechicería, y acusado de buscar tesoros escondidos, aunque quedó inconcluso.
En 1748
se realiza una descripción de Tragacete, la cual, como dato curioso transcribimos:
“Es
pueblo de ciento sesenta vecinos, incluyendo los de todas las clases en mayor
número los labradores, cuyo vivir y subsistir consiste por lo general en la
labranza porque no tienen raíces ni ganaderías ya que alcanzan como mucho las
dos mil cabezas, sin otra industria ni comercio alguno, ni más frutos que el
trigo o centeno.
No tienen
más terreno para la labranza que la dehesa que tomaron a censo perpetuo o
enfitéutico de que se paga ciento setenta fanegas de trigo, la que se reparten
entre sus vecinos a proporción de yuntas y además paga la villa hasta
ochocientos reales poco más o menos de censos en cada año.
Tiene
unas mil fanegas de trigo y en otra hay como doscientas fanegas más, el resto
de la dehesa son cerros de peñas, barrancos y quiebras que únicamente pueden
aprovechar para pastos de verano de ganados menores, a cuyo fin lo tienen
destinado, y dividido en tres o cuatro cuartos, cuyas yerbas y pastos venden a
ganaderos forasteros para la temporada de estío que es de San Juan de junio
hasta octubre en que los ganados se retiran a los Extremos. Estos pastos valen
a la villa de dos mil y seiscientos a dos mil setecientos reales.
En este
siglo XVIII, se sigue explotando la sal en Tragacete, al igual que en el lugar
de Valsalobre”.
Como se
puede comprobar: cualquier tiempo pasado “no fue mejor”. Tragacete, como el
resto de poblaciones, ha ido evolucionando con el paso de los años para uso y
disfrute de todos sus habitantes.
Fuente:
Miguel Romero Saiz.